La Ferifiesta Comunista (I): 1984
por Victoria Bona.
1)
Las
Fiestas del Viraje
El objetivo de este
capítulo es explorar las tres Ferifiestas como una de las entradas posibles
para estudiar las reconfiguraciones que el PCA y la FJC comenzaron a poner en
práctica desde la apertura democrática.102
Se trata de jornadas de uno, dos o tres días donde la militancia y el
público en general estaban convocados a pasear por diferentes stands temáticos
que vinculaban política, arte, cultura y militancia. Además había espectáculos
de música, teatro, títeres, entre o
tros y se ofrecían eventos centrales como
discursos de apertura y cierre o recitales de artistas con una muy reconocida
trayectoria y estrecho vínculo con el PCA o pertenecientes a la organización
como Mercedes Sosa. En Buenos Aires hubo tres ediciones centrales: en abril de
1984, 1985 y 1986, pero estas fiestas se replicaron en todo el país como
eventos de las regionales. Estos festivales eran actos políticos, pero
contenían una gran excepcionalidad en comparación con otras actividades
partidarias: no se trataba solamente de formación, difusión y propaganda
política en sentido estricto, sino también de un evento cultural amplio donde
las expresiones artísticas que formaban parte del circuito del partido se
combinaban con otras que resultaban más ajenas, incluso de otras
organizaciones. Si bien pueden notarse el sostenimiento de pautas protocolares
(los oradores definidos, el uso limitado y administrado del “micrófono
abierto”, la entonación de La
Internacional, la solemnidad de los puños en alto, etc.), la agitación de
los protagonistas en los escenarios de la época permitía una apertura y una
masividad que es explicada mediante la prensa en función del proceso de
apertura democrática que se había producido en el Cono Sur y, particularmente,
en Argentina.
En
gran medida, como hemos sostenido para el caso del documental sobre las
brigadas del café en el capítulo anterior, la Ferifiesta cumplía una función
hacia afuera del partido. Esta implicaba una visibilidad pública y el
reclutamiento con el acento puesto en desembarazarse del sectarismo que el
mismo partido adjudicaba a su pasado. Además, el evento tenía un propósito
hacia adentro de la organización: el de la cohesión y formación de la
militancia o, en otras palabras, la construcción de una identidad común que
pudiera resguardar la unidad de la militancia frente a las transformaciones
que, al menos discursivamente, se estaban produciendo. Aquí consideramos que el
evento funcionó como un binóculo de la reconversión de la organización, ya que
fue una apuesta política y cultural en la que toda la maquinaria partidaria —y
la prensa en particular— hizo circular las ideas fuerza del viraje.
Como
se desprende de la entrevista del epígrafe de esta parte de la tesina, desde la
conformación de la Agrupación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores
(AIAPE)[1] hasta el presente, se
pueden rastrear una diversidad de proyectos culturales que dan cuenta de la
preocupación de los comunistas por la cultura. Las Ferifiestas pueden ser
interpretadas como síntomas de esa preocupación para los años ochenta; en la
década se destacó una gran variedad de alternativas alrededor de fenómenos
culturales internacionales, así como dispositivos que apuntaron a la
construcción de sentidos en relación con la militancia comunista, el
socialismo, el antiimperialismo y la democracia[2]. Las referencias en la
prensa, tanto del PC como de la FJC, sobre las actividades culturales son
abundantes y algunas de las propuestas se sostuvieron en el tiempo, como es el
caso de los festivales Arte y Parte y
Teatro Abierto que podrían ser
considerados antecedentes de “las Ferifiestas de la prensa del PC” en las que
se condensaron una serie de elementos con los que podemos caracterizar al
viraje, pues lo que aquí nos proponemos es explorar cómo esta política cultural
funciona al interior del PCA en el marco de las transformaciones del XVI
Congreso.
2)
Las
Ferifiestas del Qué Pasa. Una
reconstrucción de la propuesta
1984
El evento se realizó el
sábado 14 y el domingo 15 de abril de 1984 en el Rosedal de Palermo, el centro
de la ciudad de Buenos Aires. El nombre de Ferifiesta aparece en la prensa por
primera vez en marzo de 1984 y, desde principios de ese año, fue anunciada como
“La fiesta de la prensa”. El lugar se definió en el mes de febrero, en una
reunión de un representante del Comité Central con el Ministro del Interior,
Antonio Tróccoli, y se anunció en la prensa destacando el interés del
funcionario alfonsinista, lo cual ilustra la importancia del evento en cuanto a
su envergadura. Sobre este punto, la prensa señaló que
“Tróccoli y Mira
abordaron, por supuesto, temas de interés político tales como los intentos
reaccionarios desestabilizadores y la posición de los comunistas en este
momento trascendente. El ministro del Interior, al respecto, compartió el
criterio según el cual, al margen de las discrepancias naturales, existe la
necesidad de lograr un entendimiento pluripartidario en defensa de las
instituciones y adelantó que próximamente se realizarán encuentros formales de
las más altas autoridades nacionales con todos los partidos políticos. Durante
estos encuentros –coincidieron– deberían surgir ideas y maneras de concretar
ese entendimiento.”[3]
La primera mención en la
prensa es una referencia a un “gran festival de la prensa comunista”[4] en la que se señalaba que
el evento ya había sido anunciado en el volumen anterior y se informaba la
constitución de una Comisión Nacional de la Fiesta del 84 que estaría presidida
por Carlos Larralde, miembro del Comité Central. Este último elemento se
reiteró en cada nota del semanario. De lo antedicho, consideramos que debemos
subrayar, por un lado, que se trató de una iniciativa orgánica impulsada por la
dirección nacional del PCA y, por otro lado, que este fue un momento en el que,
como hemos señalado en las primeras páginas de esta tesina, el PCA no tenía una
política de abierta confrontación con el gobierno de Alfonsín —como sí se
manifestará al año siguiente—sino una actitud inclinada hacia el diálogo que
osciló entre el apoyo y la crítica a la política económica hasta 1985.
Sobre
este punto, el discurso de balance de Athos Fava, que no pudo ser pronunciado
por cuestiones climáticas, pero fue publicado en la prensa la semana siguiente[5], criticó la política
económica de gobierno, reconoció los avances en materia política, pero exigió
un giro, principalmente, en lo que se refería a las relaciones con el Fondo
Monetario Internacional. Anunciada como “el evento del año” en los volantes y
también en la prensa, el objetivo de la fiesta apareció sin variaciones entre
enero y abril de 1984: se aspiraba, por un lado, a la activación en todo el
país de eventos para confluir en una fiesta central en la capital, cuya
propuesta era “transformar la FIESTA 84 en un verdadero acontecimiento político
y de masas... a través de centenares de
actividades grandes o pequeñas en cada barrio, región o provincia que culmine
en la gran fiesta”. El otro objetivo que la prensa explicita era “conquistar
miles de nuevos lectores de Qué Pasa y Aquí y Ahora, nuevos suscriptores,
difusores y recursos, fortaleciendo el frente e incorporando miles de nuevos
afiliados al PC y la FJC”[6].
Además,
entre los criterios de la comisión se destacaba, primero, la necesidad de
amplitud a la hora de convocar a las fiestas locales y a la central para
abarcar a otros partidos políticos, organizaciones vecinales, sindicatos y
clubes, entre otros; segundo, al considerar la Ferifiesta como un proyecto de
gran envergadura, se propuso establecer comisiones locales que no
necesariamente debían estar conformadas por los y las responsables de prensa.
Esas comisiones tenían el propósito de darle continuidad en el tiempo a un
proyecto que aspiraba a reeditarse en los años siguientes. Por último, se
solicitaron donaciones a la militancia y al público lector de la prensa.
El
volante de la primera Ferifiesta era un tríptico impreso en fondo blanco, con
dibujos y texto en negro, rojo y azul, los colores que el PCA usaba para sus
logos y banderas. Recordemos aquí que la hoz y el martillo, características de
todos los logos, compartían lugar con la bandera argentina, hecho que con la
formación del Frente del Pueblo comenzó a causar más que rispideces con sus
aliados del Movimiento al Socialismo (Vallarino, 2012).
La
tapa del volante anunciaba “Feri Fiesta 84” en fondo azul claro con letra
blanca, debajo en rojo con fondo blanco decía “de la prensa comunista” y
finalmente, en los mismos colores pero con trazo más fino, la fecha y lugar. La
imagen elegida fue el dibujo nada realista de un varón dibujando una hoz y un
martillo sobre el volante, evidentemente la intención era transmitir alegría;
las caricaturas del volante (las de la tapa y la contratapa en la que hay
varones y mujeres llevando dos banderas rojas y una argentina), si bien
aparentan ser infantiles, tenían la intencionalidad de transmitir que era un
evento amplio, algo así como un evento para toda la familia.
Al
interior, el volante anunciaba que la Ferifiesta 84 era una política aprobada
por el Comité Central y debía ser de carácter amplio para contribuir a la
unidad y transmitir el espíritu frentista no sólo entre los partidos políticos,
sino también entre los sectores de clase. Se anunciaba como “una iniciativa que
contribuye a unificar la lucha de los campesinos, los intelectuales, el
empresariado nacional, los estudiantes, las mujeres y la juventud en general,
con la clase obrera” en pos de “la paz y la solidaridad” y, nuevamente, “por la
paz, la democracia y el socialismo”[7]. Una imagen acompañaba
este texto: dos niños señalando una paloma blanca.
En
el otro extremo del interior, una pareja que canta, otra que juega al futbol y
una tercera que lee invitaban al evento, en el cual, según se anunciaba “está
todo permitido” y que era una iniciativa que sugería “prepararla de abajo”.
Esto da cuenta del espíritu participativo y no dogmático que pretendía asomarse
al XVI Congreso, pero es conveniente destacar que esa participación “desde
abajo” debía realizarse, según el volante, sin improvisaciones y; por el
contrario, con la elaboración de un calendario y una difusión planificada de
modo tal que se conformasen comisiones de participantes. Creemos que el acento
estaba puesto explícitamente en el reclutamiento que, para esta actividad,
debía consistir no solo convocar a un amplio público, sino también, desde los
llamados “espacios de masas”, proponer actividades en las que posibles nuevos
militantes pudiesen participar.
[1] La AIAPE fue una agrupación que
pertenecía al PCA y llevaba adelante su política en el plano cultural e
intelectual que se desarrolla desde 1936 hasta mediados de la década del ´40.
Es la primera experiencia del PCA para actuar en el campo de la cultura y ha
tenido entre sus miembros a renombrados intelectuales y artistas como Aníbal
Ponce, Álvaro Yunque y Raúl González Tuñón. La agrupación además tenía una
fuerte incidencia en el campo incluyendo en sus actividades a personalidades no
comunistas como el caso de Leticia y Olga Cossettini o artistas internacionales
vinculados al comunismo como Federico García Lorca y Pablo Neruda. La
agrupación estaba federalizada: en Rosario, por ejemplo, tenía su propia sede y
entre las figuras sobresalientes se encuentra Antonio Berni. Para consultas
sobre el tema ver Magalí Devés (“El
papel de los artistas en la Asociación de Intelectuales, Artistas, Periodistas
y Escritores (AIAPE). Representaciones, debates estético-políticos y prácticas
de militancia en el antifascismo argentino”. Revista A Contracorriente, 10, 2013).
[2] Como adelantamos en el primer
capítulo, Débora Ermosi (Los jóvenes comunistas y la FJC durante el
período postdictatorial (1983-1989). En XIV Jornadas
Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia de la
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza.) ha
analizado los encuentros artísticos del PCA poniendo el énfasis en la “disputa
por la juventud” que se produce con las políticas del gobierno radical. Graciela Browarnik (“Para ser un
revolucionario. Un estudio acerca de la transmisión de la moral comunista en el
Partido Comunista argentino”. Voces
Recobradas, 2003; “Sangre Roja. Un estudio acerca de la transmisión de la
tradición del Partido Comunista argentino durante la dictadura y la
posdictadura”. Revista Testimonios,
2009; “Bienvenida Casandra. Miradas críticas acerca de la posdictadura”. Voces Recobradas, 2019) se ha centrado
en la transmisión de la tradición partidaria y la política cultural que acompaña
la apertura democrática en relación con las actividades culturales propuestas
por otros partidos de izquierda.
[3]
Qué
pasa, n° 149, año
4, 4 de enero de 1984.
[4]
Ibídem.
[5]
Qué
pasa, n°164, año
4, 15 de abril de 1984.
[6]
Qué
pasa, n°149, año
4, 4 de abril de 1984. Destacado en el original.
[7] Volante Ferifista 84, sin datos. Archivo del Comité Central del PCA.
(Fragmento del trabajo de Tesis de Victoria Bona, ¿Por la patria liberada y el socialismo? El XVI Congreso del Partido Comunista de la Argentina, Rosario, Escuela de Historia-Facultad de Humanidades y Arte, Universidad Nacional de Rosario).
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