Quién y qué fue Gorbachov
La muerte de Gorbachov, el último secretario del PCUS y presidente de la Unión Soviética, merece la debida atención.
Lo primero que debe hacerse es deshacerse de dos planteamientos: el glorificador que hoy destaca en todos los medios del mundo occidental y el de la “traición” que surge en muchos ámbitos de los camaradas.
Como todos los hombres que han tenido y llevan responsabilidades, Gorbachov fue el producto de un proceso histórico. Aunque sus elecciones políticas han determinado la velocidad de algunos cambios, si éstos han podido producir estas consecuencias, significa que fueron la “revelación” de lo que ya existía dentro del sistema político y económico que se había convertido en la Unión Soviética.
El hecho de que aquella experiencia se disolvió en pocos años sin disparar un disparo y sin que se manifestara una contratendencia capaz de darle la vuelta al proceso en curso, nos revela el profundo desgaste del que Gorbachov fue a la vez una consecuencia y una causa.
Si a mediados de los años ochenta el PCUS eligió como secretarios del Partido a personalidades como Gorbachov o Yeltsin (el primero a nivel nacional, el segundo en Moscú), significa que la estructura, la ideología y el desarrollo productivo de la URSS habían abandonado los anticuerpos necesarios, sino para ganar al menos para apoyar adecuadamente el choque global con el modelo capitalista y liberal.
Escribimos, en aquellos y en los últimos años, que en 1990 era evidente que el proyecto gorbachoviano no era la renovación del socialismo sino su hundimiento. “Mientras que en el ámbito económico los miembros del Partido y del aparato estatal -ahora sin restricciones- se preparaban para apropiarse de las empresas, el PCUS es martilleado desde arriba (Gorbachov y sus líderes) y desde bajo (Yeltsin y opositores internos), y en la mayoría de los militantes consistentes estaban completamente marginados, desorientados, subordinados”(Una storia anomala, Dall'Organizzazzione Proletaria Romana alla Rete dei Comunisti, volumen II).
No podemos dejar de subrayar cómo otros líderes comunistas como Fidel Castro trataron las invitaciones de Gorbachov para “iniciar reformas”. También en este caso, la historia ha dado la razón al líder cubano. También lo hicieron los líderes del Partido Comunista Chino.
A nivel internacional en Occidente se celebra la epopeya gorbachoviana para dar luz verde a la reunificación de Alemania (sobre la que Andreotti era más previsor, que “amaba tanto a Alemania que prefería dos”, n.d.), pero la capitulación decisiva y más devastadora fue la luz verde dada la URSS en Estados Unidos en 1991 para la primera guerra del Golfo contra Irak.
Precisamente en aquella guerra, EEUU anunció explícitamente “El nuevo orden mundial”. En agosto de 1991, después de un ridículo intento de golpe de estado, Gorbachov fue humillado públicamente por Yeltsin y marginado. Unos meses después la bandera roja fue bajada definitivamente por el Kremlin y la URSS se disolvió en todos los sentidos.
Entonces, ¿qué era Mijail Gorbachov? ¿Un traidor, un agente de los intereses occidentales o la revelación de la crisis de una gloriosa experimentación histórica de lo que hemos llamado “socialismo posible”?
Entre las respuestas consoladoras porque son fáciles y las más complejas siempre hemos escogido las últimas. Implica algo de dolor de estómago y más reflexión pero nos ayudan a entender mejor los procesos históricos y también los hombres y mujeres que producen.
(Artículo publicado en https://lallibertatdelsantics.blogspot.com/, 4/8/2022)
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