La Editorial Problemas
por
Adriana Petra.
La
Editorial Problemas (Buenos Aires, 1939-1948) fue creada en 1939 bajo la
dirección de Carlos Dujovne, militante internacionalista y dirigente de la
Internacional Comunista y del Partido Comunista Argentino. Fue la primera
empresa editora ligada al PCA, que hasta entonces editaba bajo sellos efímeros
o derivados de publicaciones periódicas. Con el tiempo se convirtió en la mayor
editora de libros y publicaciones políticas del país. Entre 1939 y 1948, en
coincidencia con la llamada «época de oro» de la edición argentina, Problemas
editó, aproximadamente, ciento sesenta y tres títulos entre folletos de bajo
costo y libros y llegó a ser uno de los emprendimientos de difusión de
literatura marxista más importantes de América Latina.
A
lo largo de su accidentada existencia, Problemas funcionó en diversos locales
de la ciudad de Buenos Aires, bajo el formato de casa editora y librería. El
primero fue en el mismo edificio que el diario comunista La Hora, en Sarmiento 559, los tres siguientes en espacios propios.
Problemas tuvo dos etapas: la primera se extendió desde su inauguración hasta
su clausura policial y posterior quebranto comercial en 1943 y se caracterizó
por la edición de folletos y libros de bajo costo. El primer título que publicó
fue el folleto del dirigente soviético Jorge Dimitrov, El proletariado y la guerra actual; una defensa del pacto de no
agresión firmado por la URSS y la Alemania Nazi en agosto de 1939. Aunque el
abrupto viraje en la política soviética puede indicar que Problemas nació al
calor de las necesidades doctrinales del partido argentino, en uno de los
tantos escritos que Dujovne presentó en la sede judicial para apelar las
clausuras policiales de las que fue objeto la editorial, alegó que el origen de
Problemas debía buscarse en un trato comercial de representación con la empresa
editora chilena ZIGZAG. A lo largo de esta primera etapa, los autores más
publicados fueron Lenin, Marx, Engels y Stalin, lo que mostraba que el objetivo
principal era la formación doctrinal de un público militante, al que también se
le ofrecían colecciones de historia y literatura argentina. Bajo el lema «El
libro para el obrero», Problemas organizó exposiciones, ferias del libro y
sistemas de financiación cuyo propósito era «multiplicar la adhesión popular al
buen libro».
A
mediados de 1942, Problemas sufrió la primera clausura, la cual duró cinco
meses. La librería fue allanada bajo la acusación de difundir literatura comunista,
lo que suponía la pena de cierre definitivo y la confiscación de todos los
bienes y libros. Las gestiones de Dujovne ante las autoridades gubernamentales
y policiales y la intervención en su favor de la Cámara Argentina del Libro, la
Sociedad Argentina de Escritores y los dueños de imprentas, limitaron la
sanción a la prohibición de vender una treintena de folletos sobre temas
soviéticos. La clausura, sin embargo, tuvo un alto impacto económico, que se
reflejó en la merma significativa de títulos publicados y un viraje del
catálogo que, aunque mantuvo los clásicos del marxismo y algunos autores
soviéticos, se amplió hacia el ensayo filosófico y la literatura en ediciones
de mayor cuidado y calidad. En los primeros meses de 1943, Dujovne se asoció
comercialmente con Francisco Mónaco, un dirigente del gremio gráfico y cuadro
de la IC que desde 1936 formaba parte del Comité Central del PCA. Así, creó la
firma Carlos Dujovne y Compañía, inscrita en el Registro Público de Comercio en
mayo de 1943. Al mes siguiente, el golpe de Estado llevó al poder a un grupo de
militares nacionalistas y anticomunistas entre los que pronto destacó Juan
Domingo Perón. El 16 de junio la policía clausuró la librería y la editorial y
secuestró todos sus libros y bienes, al mismo tiempo que prohibió la venta de
folletos y libros editados o distribuidos por Problemas. En un procedimiento
policial fueron secuestrados ochenta camiones de libros que tuvieron por
destino la hoguera, en un acto de biblioclastía
que fue utilizado como propaganda anticomunista oficial bajo la forma de
noticiero cinematográfico. En agosto del mismo año, Dujovne fue apresado y
enviado a cumplir condena a la cárcel de Ushuaia, donde permaneció dos años.
En
diciembre de 1945, tras largas gestiones en las que se solicitaba la derogación
de las sanciones y el derecho a una indemnización por las pérdidas sufridas,
Dujovne logró reabrir la editorial en un nuevo local, también con librería,
bajo el formato jurídico de una sociedad anónima. En esta segunda etapa,
Problemas definió un perfil más claramente ligado al de un emprendimiento
comercial y cultural no partidario. Conformó un directorio de destacadas
personalidades, entre los que se contaban figuras de diversas extracciones
políticas, como Emilio Troise, Roberto Giusti, Antonio Valiente Ortega, Samuel
Schmerkin, Ricardo Ortiz, Enrique Amorim, Isaac Kornblit, Julio Luis Peluffo,
Jorge D’Urbano Viau y Leopoldo Hurtado. El catálogo abandonó la divulgación de
doctrina y la literatura partidaria y se propuso llegar a un público no
estrictamente militante, aunque ligado al mundo cultural del comunismo
argentino. En marzo de 1946 se presentó ante el directorio un Programa de
Bibliotecas y Colecciones concebido por el ensayista Héctor P. Agosti, una de
las más importantes figuras intelectuales del PCA. El proyecto proponía un
esquema de veinte colecciones y bibliotecas dirigidas por especialistas y una
revista, Expresión, que bajo la dirección del propio Agosti publicó ocho
números entre diciembre de 1946 y julio de 1947. De este ambicioso plan
editorial prosperaron solo algunas colecciones, entre ellas la Biblioteca Marxista, dirigida por el
médico Emilio Troise, y la Biblioteca
Histórica que, bajo el mando de Rodolfo Puiggrós, editó en cuatro tomos La Evolución de las Ideas Argentinas, de
José Ingenieros. Puiggrós fue expulsado del partido acusado de simpatías con el
peronismo, motivo que convirtió al propio Dujovne en sospechoso y, en
consecuencia, se retiró en silencio poco después de cerrar Problemas para
siempre en 1948.
La
historia de Problemas, así como el de otras empresas y sellos editoriales
ligados a los partidos comunistas, se enfrenta a las dificultades que supone su
condición heterónoma y al hecho de que los grados de dependencia (organizativa,
política o financiera) con las instituciones partidarias nunca son sencillos ni
fácilmente determinables. Esta dificultad analítica fue también una marca en la
trayectoria de Problemas y otras empresas similares. Bajo la atribución de ser
un sello comunista, editar literatura subversiva o incumplir disposiciones
municipales que encubrían las acusaciones precedentes, la editorial fue
clausurada en diversas ocasiones con resultados gravosos que, como en este
caso, colaboraron en la imposibilidad de que se asentara legítimamente como una
fracción del campo editorial argentino orientada a un público progresista y de
izquierdas.
Selección
bibliográfica:
(s. a.) (1941). “La
semana del buen libro organiza la Editorial Problemas”, en: Orientación, 19 de junio de 1941.
Archivo
General de la Nación Argentina (2021), Persecución del comunismo en Argentina. La sección especial de
represión del comunismo de la policía, en: https://www.youtube.com/watch?v=S4Qa3JitXJM
[18 de abril de 2023].
Alicia
Dujovne Ortiz, El
camarada Carlos. Itinerario de un enviado secreto, Buenos Aires, Aguilar,
2007.
Adriana
Petra, Intelectuales
y cultura comunista. Itinerarios, debates y problemas en la Argentina de
posguerra, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2017.
Adriana
Petra, “Hacia una historia del mundo impreso del comunismo
argentino. El caso de la Editorial Problemas (1939-1948)”, en: Aimer Granados y Sebastián Rivera Mir (coords.),
Prácticas editoriales y cultura impresa
entre los intelectuales latinoamericanos en el siglo XX, México, El Colegio
Mexiquense/UAM, Unidad Guajimalpa, pp. 99-126, 2018.
Horacio
Tarcus (dir.), Diccionario
biográfico de la izquierda argentina. De los anarquistas a la “nueva izquierda”
(1870-1976), Buenos Aires, Emecé, 2007.
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