Norberto Vilar
por
Alberto Catena.
Entre
los muebles y la pequeña mesada de la sala donde el dueño de casa suele invitar
a sus amigos a tomar un café o departir, Mandela se desplaza con grácil
elegancia y seguridad. Pero es evidente que los espacios más apetecibles de ese
cuarto son por comodidad y blandura los sillones, a los que salta con admirable
flexibilidad para esparcirse sobre las rodillas o los brazos de su patrón y
ronronearle. Hay otros gatos que habitan en el departamento de Norberto Vilar,
pero este de color negro intenso es el primero en acercarse al lugar, no sin
antes echar una mirada atenta al extraño visitante sentado frente al lugar que
ha elegido para subirse. También está Canela, del color de su nombre y el pecho
blanco reluciente, que es la segunda en el orden de los que irrumpen en la sala
para fisgonear. Para quienes hayan ido en otros años a ese departamento,
notarán que ya no está Angela Davis, una hermosísima gata color azabache, que
reinó durante años la corte de felinos de la casa y murió de vieja. Norberto y
su mujer, Mary, aman desde siempre a estos animales domésticos, tal vez como
reflejo de una antigua disposición del alma y de la cultura humana que nos
acompaña desde el tiempo de los faraones egipcios.
Pero
el encuentro de la Revista Cabal con
el reconocido y veterano periodista argentino, especializado desde hace años en
política internacional, no se concretó para hablar de su cariño por los gatos -aunque no estaría mal hacerlo en algún
momento-, sino para conversar de un grato, pero poco difundido acontecimiento
editorial: el festejo de la edición número 300 de la revista digital Gracus Babeuf, hoy popularizada entre
sus lectores nada más que con el nombre de Gracus,
de la cual es su editor desde hace unos 7 u 8 años. Esta publicación es enviada
en forma gratuita a sus suscriptores todos los jueves y, además de los lectores
de la Argentina, ha logrado una importante cantidad de seguidores en distintos
países del mundo. Nos interesaba que él, que ya en la década del cincuenta
trabajaba en los diarios El Mundo y Democracia, y más tarde en Primera Plana, Confirmado, La Opinión, La Calle, el quincenario Acción, la agencia DAN y la revista El Arca (en estos últimos medios como director) y algunos otros
lugares, nos describiera cómo encaró esta iniciativa y qué clase de materiales
se difunden en ese sitio digital.
“Soy
un periodista ligado a la información del área internacional hace muchas
décadas. Y, pocos años atrás, después de jubilarme y del cierre de la revista El Arca, de la que fui director durante
25 años, quedé sin una ocupación fija en la profesión y comencé a pensar qué
podía hacer dentro de lo que sé -explica-. Además de trabajar en secciones de
noticias del mundo en distintas revistas y diarios e incluso en agencias
internacionales, consideré siempre a esta especialidad muy valiosa y útil para
cualquier país, porque de la experiencia de cualquier nación se pueden sacar
enseñanzas importantes. Durante mis años de trabajo conocí 53 países y he
explorado bien la realidad de muchos de ellos. Así que me pregunté: ¿por qué no
seguir con esto? Había otras dos razones que reforzaban esta decisión: a) las
secciones de noticias internacionales de los diarios y revistas son en el país
cada vez más pobres y la difusión de buenos materiales puede atraer a los
lectores que se interesan en el tema; b) la forma cada vez más marcada en que
se relacionan los sucesos del planeta en la era de la globalidad. Ya no es
necesario para explicar ese rasgo acudir a aquella famosa frase atribuida a la
“teoría del caos”, del físico y químico ruso-belga Ilya Prigogine: ‘El batir de
alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo’. Eso lo
vemos a diario: hay bajas o subas en la bolsa de Nueva York, Hong Kong o
Londres y acá estornudan todos los accionistas y entran de inmediato en pánico
o euforia.”
“Por
lo tanto, pensé un nombre para la publicación y me puse a trabajar para ponerla
en movimiento -sigue-. La bauticé Gracus
Babeuf, en honor al revolucionario francés guillotinado por Napoleón y al
que se considera un precursor del comunismo moderno. Después del triunfo del
golpe de Estado del 27 de julio de 1794, que significó el fracaso de la
Revolución francesa, Gracus organizó una insurrección para oponerse al nuevo
rumbo, que fue vencida. Este levantamiento está reflejado en una hermosa novela
del escritor soviético Ilya Ehrenburg, hoy injustamente olvidado, llamada La
conspiración de los iguales. Y en él Gracus propugna avanzar más allá de los
postulados de la Revolución francesa, que era burguesa, y constituir una
república de iguales, donde se pueda concretar -según lo define un manifiesto
escrito por él y otro revolucionario- “algo que es sublime y equitativo: el
bien común’. Era la revolución de los de abajo. Decidido el nombre de la
revista, registré el nombre en el Ministerio de Relaciones Exteriores, como
corresponde. En estos casos, las marcas deben ser registradas en un
departamento que depende de la cancillería que se denomina de Inscripción de
Dominio.”
Hay
que aclarar que la revista no acepta publicidades por temor a que limiten su
libertad su opinión y que es sostenida por completo por Vilar. Un gesto de
generosa entrega al oficio que, más allá de lo que exprese como deseo personal
de continuar en actividad y mantener un espacio donde hacer sentir su voz y sus
preferencias, no es algo común en un tiempo tan mercantilizado, tan afectado
por el culto al dinero. Y también un envidiable ejemplo de lucidez, tesón y
espíritu de lucha a una edad donde todos los sueños, aún los más
elementales, de tener una vejez
provechosa y feliz son denigrados y castigados día a día por la insensibilidad
social de los gerentes del poder. Ahora bien: ¿El editor de Gracus tiene
preferencias? Desde luego. Quien conozca a Vilar desde hace algunos años sabe
perfectamente que es y ha sido siempre un hombre de izquierda, un profesional
de la prensa al que lo rebela la injusticia en el mundo y que siempre ha puesto
su capacidad intelectual al servicio de la batalla contra ella.
“Siempre,
copiando a José Saramago, me he preguntado: ¿Por qué tengo que dejar de ser lo
que era? ¿Qué es lo que cambió el mundo para que yo cambie? Eso le contestó el
gran escritor portugués a un periodista que le preguntó por qué seguía siendo
comunista. ¿Por qué tenía yo que dejar de ejercer mi oficio porque a una
empresa no le interesaba contratarme?, me dije a la vez. He tratado de afinar
mi pensamiento para alejarlo de dogmas y hacerlo más potente y penetrante en la
comprensión de la realidad. No sé, de verdad, si lo he logrado. Pero nunca dejé
de soñar con transformar este mundo. Esta publicación, como cualquier medio de
prensa, tiene determinados principios que la guían. Y ellos están vinculados a
la defensa de los derechos humanos, al respeto a la democracia y la voluntad
popular, a la pelea contra el fascismo, el capitalismo y el imperialismo y las
guerras que promueven. Las notas que se leen en nuestras páginas, pueden, sin
duda, leerse también relacionándolas con la política nacional, porque de su
lectura se pueden inferir conexiones o semejanzas con lo que aquí pasa. Pero
nunca intentan estimular la acción política en el país o representar a alguna
corriente política en particular, ni aún a aquellas con las que puedo sentir
alguna simpatía. Lo que quiero es inducir al lector a pensar, a reflexionar
sobre los grandes temas que hoy preocupan al mundo y que son claves para su
sobrevivencia, no transmitir axiomas.”
“Atrévete
a pensar”, decía Kant, recuerda Vilar. “Y ya la primera palabra de esa frase es
ya un desafío -comenta-. Atreverse es correr riesgo. Uno mismo evita a veces
pensar sobre muchos aspectos de su vida, por temor a ver aquellas cosas en las
que se equivocó. Pero todos nos hemos equivocado en algún momento de nuestras
existencias, nadie tiene un cheque en blanco extendido a favor del acierto
perpetuo. Trabajamos sobre probabilidades y a menudo pifiamos las estrategias.
Los elementos del contexto cambian en forma permanente y eso no siempre se
percibe. Todo depende de las condiciones del lugar y del tiempo. Y esas
condiciones con frecuencia no se nos presentan lo suficientemente claras.
¿Quién podría hablar hoy de certidumbres
absolutas, como nos habíamos acostumbrado en otras épocas, cuando nuestro
pensamiento repetía con unción las fórmulas cerradas de los manuales escritos
en el mundo socialista? Esos libros parecían tener todas las respuestas, pero
la realidad demostró ser más compleja que aquellas fórmulas. Y se necesitó
apelar a un pensamiento más plástico, de mayor apertura para entender que los
catecismos sirven solo para rezar, no para cambiar el mundo.”
“Descubrir
la propia ignorancia es un gran salto hacia el conocimiento. Los manuales
fosilizan los sistemas de ideas, decía Ernesto Giudici, un dirigente y teórico
comunista al que considero como uno de mis maestros. En todas las formaciones
políticas siempre existe el ‘libro rojo’, una guía para la acción. El problema
surge cuando esa guía se convierte en un dogma, que paraliza la creatividad del
pensamiento. Pero, además, hay otro tema importante que muchas veces se ha
olvidado y es el papel de la personalidad en la historia. En todos los órdenes
hay siempre un factor que juega un gran papel en el impulso de los
acontecimientos. Y las personalidades
con mucho poder de convicción y seducción sobre los pueblos son a menudo ese
factor. Es la figura guía. En Vietnam, que tuvo un pasado de lucha enorme, la
figura que encarnó y simbolizó todo ese espíritu revolucionario, de heroísmo,
resistencia y transformación social fue Ho Chi Minh. Pero del mismo modo,
también lo fueron Nelson Mandela, Fidel Castro y varios otros.”
Consultado
sobre las dificultades de la publicación a la hora de provocar interés en el
lector, Vilar dice con toda sinceridad: “Uno de los problemas que he
descubierto a través de los años es que existe un público invisible al que es
difícil adivinarle qué es lo que quiere en materia de notas internacionales. En
algunas notas percibo que el tema del clima, hoy tan importante en la vida del
planeta, acaso el más urgente para la humanidad en esta etapa de su recorrido,
es seguido con cierto desinterés. La lucha por el clima y la defensa del medio
ambiente es básico, porque si no el globo terráqueo estalla. Este peligro se
avizora ya hace varios años, a pesar de lo cual no se toman las medidas
necesarias con celeridad. Es más: en una muestra más de su descomunal
ignorancia e irresponsabilidad, el presidente de los Estados Unidos va diciendo
por todos lados que esa advertencia, apoyada por la casi totalidad de la
comunidad científica mundial, es una fantasía. Es lamentable, pero a veces los
lectores se entusiasman más con una nota sobre espionaje que con un asunto tan
decisivo para nuestra supervivencia. Pero, bueno, estamos viviendo un tiempo de
intensa colonización de las mentes por parte de los medios hegemónicos aliados
al poder mundial. El bombardeo para adormecer a los lectores con estupideces o
para ocultarle la realidad, no cesa ni un minuto. De modo que es imprescindible
crear una contracorriente cultural para enfrentar esa lluvia ácida de mala
información que se irradia día a día desde esas corporaciones. Cada uno desde
su lugar y aportando lo que pueda, aunque sea mínimo y modesto. Todo suma.”
En
relación a las fuentes que nutren los sumarios de Gracus, su editor explicitó:
“A través de la experiencia de largos años y de esta maravilla que es lo
informático, pude acceder a centenares de publicaciones, que me interesa por su
perfil de crítica al sistema. Esos medios suelen tener buena repercusión en
ciertas regiones de algunos países, en principio porque logran una circulación
apreciable. Y ellos son receptores de muchas de las notas que envía Gracus. Al
punto que una de las sorpresas que hemos recibido es que nuestra revista tiene
tantos lectores en Estados Unidos como en la Argentina. Y de Norteamérica, el
lugar con más lectores es California. Gracus tiene dos envíos: uno va los días
jueves y el otro los lunes, que repite la edición para aquellas casillas que no
abrieron la revista. El número de suscriptores probados son un millar, o sea
aquellos que abren su casilla. Pero también son varios los portales que
redistribuyen la revista, así que ese número se amplía. Además, hemos comenzado
una campaña para el aumento de la cantidad de suscriptores. Otro tema que
resolvemos para cada jueves es la traducción del idioma original en que se publican las notas
reproducidas por nuestro semanario digital. La mayoría se escriben en los más
conocidos: inglés, francés, italiano, etc., y con ellos no hay mayor
dificultad. Se los traduce y edita, con las correcciones que necesite. Entre
las revistas consultadas o tomadas como fuente hay publicaciones marxistas o
progresistas de origen norteamericano y de otros países o de grupos muy
interesantes. Hay una de esas publicaciones que quiero mencionar especialmente:
¡Democracy Now!, de Nueva York, que dirige la conocida periodista Amy Goodman,
que tiene más de 300 emisoras en FM. La gente desconoce la resistencia que hay
en Estados Unidos. Los boletines que dan a conocer en esa publicación y luego
son emitidos por radio son maravillosos. Amy Goodman es una gran amiga de la
extraordinaria luchadora Angela Davis.”
“Esas
notas en general cumplen la tarea de visibilizar temas que habitualmente no
llegan al gran público por ser ocultados, desvalorizados o silenciados por los
grandes medios gráficos y televisivos -sigue Vilar-. Y nosotros también las
publicamos. En el número 301, dimos a conocer un artículo muy documentado de
Helen Lackner sobre la atroz guerra del Yemen, que ya entró en su quinto año y
ha provocado miles y miles de muertos y colocado a millones de personas al
borde del hambre absoluto. Y no hay ninguna perspectiva a la vista de que el
conflicto pueda llegar a su fin. Ahora, Yemen es un tema que casi toda la
prensa mundial oculta. Y en nuestro país, ¿quién lee una nota del Yemen?
Nosotros aspiramos que la lean muchos porque esa guerra existe y es de las más
crueles. Los habitantes yemeníes de toda edad son asesinados como gusanos por
los bombardeos de la coalición que dirige Arabia Saudita. Y uno se pregunta:
¿cómo puede haber una ignorancia tan grande -o indiferencia en muchos casos- en
una nación como la nuestra que dice profesar ese mandamiento que prescribe
“amar al prójimo como a ti mismo”? Ese espíritu es falso, hipócrita. Por esa
razón, y por muchos otros casos de brutalidad, sometimiento e injusticia en el
mundo, todos los jueves Gracus distribuye ese sumario de notas esclarecedoras
bajo una frase que intenta interpelar al lector pero al mismo tiempo despertar
un sentimiento de solidaridad con el prójimo, con sus hermanos humanos: “¿Qué mundo
estamos haciendo?”
(Artículo publicado en:
https://www.revistacabal.coop/entrevistas/entrevista-al-periodista-norberto-vilar?fbclid=IwAR3IwX5MtTIfhR481z0FU9l8iaM_ADakekU7cPiCaA62lGGC9yUCFl0px7s
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