Pugliese, tango y comunismo
por
Daniel Campione.
Era una edición de
lujo, con ilustraciones a cargo de destacados pintores y comentarios para cada
tema por diferentes escritores y periodistas. Las grabaciones me impresionaron
mucho. Me gustaban en especial El
abrojito, Con voz rebelde, Milonga del soldado… También
interpretaciones sólo instrumentales, como Adiós
Bardi o Recuerdo. Esto
fue hace más de cincuenta años y acá estamos, con un libro escrito y publicado
sobre el Maestro.
Quisiera agradecer a todas y todos los que me empujaron a escribir este
trabajo o contribuyeron con su elaboración y publicación.
Y aprovecho para hacer algunas puntualizaciones en torno a la trayectoria
y cualidades de Osvaldo.
Osvaldo
Pugliese y el Partido Comunista
Tuvo una militancia ininterrumpida en el PC, desde su afiliación en 1936
hasta su muerte en 1995, casi seis décadas. Se unió al partido en los
convulsionados días de la guerra de España y estuvo allí hasta los coletazos de
la disolución de la Unión Soviética. Todo pasó bajo la imperturbable
adscripción de Osvaldo a las filas partidarias.
Tenía una identificación no sólo intelectual, sino un fuerte vínculo
emocional. Llegó a afirmar: “El Partido es como mi madre”.
No posó nunca de “figura partidaria” sino que hizo un trabajo cotidiano,
que pudo abarcar desde la integración de células barriales, hasta la obtención
de recursos financieros, pasando por la fervorosa difusión de las publicaciones
partidarias. Y la continuada preocupación por conseguir nuevas afiliaciones a
la organización.
Nunca tuvo cargos en la estructura. Sí aceptó ser candidato a diputado más
de una vez, a partir de 1983, sin ocupar los primeros lugares y por lo tanto
sin posibilidades de ser elegido. Él lo tomó con entusiasmo, concurrió a los
medios masivos para llamar a votar, firmó artículos en la prensa del Partido,
habló en actos públicos. Incluso en sus últimos años aceptó una vez más
postularse. Contra la opinión de su esposa y de los médicos, su respuesta a
quienes se lo propusieron fue “adónde hay que firmar”.
Su trayectoria como comunista fue también un derrotero de prohibiciones,
persecuciones y prisiones. Pugliese
afrontó múltiples hechos de hostigamiento desde el poder político. Y bajo
gobiernos de los más diversos. Fue preso durante la llamada “década infame”, en
el transcurso del primer peronismo y asimismo en la autodenominada “revolución
libertadora”.
El director estuvo preso en 1939, cuando era presidente Roberto Ortiz. El
dueño del café El Nacional, donde
debutaría la por entonces recién formada orquesta, tuvo que esperarlo hasta que
salió en libertad. Lo habían detenido en una reunión celebrada para la
inauguración de un local partidario.
En 1955, con el peronismo todavía en el gobierno estuvo detenido seis
meses, hasta el mes de agosto.
Más tarde, quienes habían derrocado al presidente constitucional en nombre
de la “libertad” lo encerraron durante 1957. Entonces fue recluido, junto con
la plana mayor del partido a escala nacional, en un barco anclado en el puerto
de Buenos Aires.
Hubo asimismo un intento fracasado de apresarlo durante la presidencia de
Arturo Frondizi, en el que eludió a la policía que fue a arrestarlo y luego
estuvo un tiempo recluido en la región serrana de Córdoba.
Durante el primer peronismo, su prisión fue sólo el último episodio de una
serie de prohibiciones y persecuciones. Hubo casos en que la policía
interrumpía los recitales o esperaba hasta el final para hacer detenciones. En
algunos momentos la actuación de Osvaldo estaba explícitamente prohibida en
todo el país.
Fueron épocas de campañas por su libertad que llegaron hasta las canchas
de fútbol, con suelta de globos o con panfletos pidiendo que saliera de la
prisión. Consignas como “El tango está preso” y un simbólico clavel rojo
ubicado sobre el piano vacío, durante las actuaciones de la orquesta.
Esos atentados contra la libertad del maestro no hay que tomarlos como
hechos aislados, sino en relación con las extendidas persecuciones contra la
izquierda en general y el PC en particular que tuvieron lugar a lo largo del
siglo XX.
Incluso durante la última dictadura, ya anciano, no sufrió prisión, pero
sí censura televisiva, amenazas, seguimientos a sus músicos, vigilancia sobre
su vivienda, etc.
La
orquesta fue en sí misma un hecho político
La organización y el accionar cotidiano del conjunto se convirtió bajo la
dirección de Osvaldo en un acto político, en una muestra de la concepción de
acción colectiva y solidaria con la que afrontaba su quehacer musical y la vida
como un todo.
El aspecto más conocido es su organización cooperativa, que era informal
(nunca se inscribió como tal) y tenía en su base un equitativo sistema de
remuneraciones, de acuerdo a la cantidad y calidad del desempeño de cada
músico, fuera en su rol de instrumentista o de arreglador.
Otros directores se asumían como empresarios musicales, con una clara
orientación comercial. Hasta hubo alguno del que se decía que era mejor
empresario que músico u otro al que se le atribuyó apropiarse de las
composiciones de los integrantes de su formación.
Pugliese siempre se consideró sobre todo un compañero de los restantes
ejecutantes, “un tornillo en la máquina tanguera”. No actuaba como solista,
siempre con la orquesta, no buscaba el lucimiento personal con “solos”
espectaculares, muchas veces el piano quedaba en una función de apoyo, sin buscar
la atención del público.
Más allá de la forma organizativa y en el esquema de retribuciones, el
director estimuló al conjunto de los músicos a hacer arreglos y componer, a
colectivizar y “horizontalizar” el ejercicio musical.
Por eso se la denominó “la orquesta de los compositores”. El maestro dio
preferencia muchas veces a los temas de otros integrantes que a los propios.
Fueron grabados por la orquesta unos 20 temas del director y casi 80
composiciones de otros integrantes.
Otro gesto de Osvaldo fue mantener la integridad de la orquesta aún en los
momentos más desfavorables. Otros directores se refugiaban en formaciones menos
numerosas, cuartetos, por ejemplo, mientras pausaban las actuaciones del
conjunto más grande o incluso lo disolvían. Pugliese siguió, aunque hubiera
poco trabajo, incluso si menudeaban las prohibiciones u hostigamientos.
La época más oscura para el género la atravesó con la agrupación en
funcionamiento.
Es de destacar la relación particular de la orquesta con el público, en
especial en la “época de oro” del tango. Tenía una hinchada muy numerosa que lo
seguía en los bailes, incluso por encima de otras que podían superarlo en la
venta de discos o en la difusión radial. Y sus seguidores eran de extracción muy
popular.
Se estableció una relación hecha de guiños, con los “pugliesistas”
vestidas y vestidos “a lo Divito”. Muchos iban en camiones a ver a la orquesta.
Su mayor éxito era en el Gran Buenos Aires y en particular en el sur. Contaba
con verdaderos fanáticos, sobre la base de un público de recursos bastante
modestos. Lo seguían también sectores medios, en gran parte atraídos por las
ideas de izquierda.
La ideología de Osvaldo no estuvo ausente de su repertorio. Interpretó y
también compuso temas con un compromiso firme. Uno de los más explícitos en ese
aspecto fue Milonga para Fidel, un
homenaje al dirigente cubano, de escasa difusión en su momento y hoy rescatado
después de considerárselo perdido por mucho tiempo.
Otros ejemplos
son: No juegues a la guerra,
alegato antibélico dedicado a la infancia; Bien
de abajo, sobre versos encargados por el maestro al poeta comunista Héctor
Negro; La vaquita, un tema de
protesta contra la elevada inflación que reinaba ya a comienzos de la década de
1970.
Hubo algunos nunca grabados, como La
pintada y 34 a comer,
ambos producto de su período más largo en la cárcel, durante 1955, con sendas
letras del cooperativista Jacobo Amar.
También conformó una dupla autoral de temática política con Julio
Camiloni. Compusieron varios temas, pero al parecer uno solo fue grabado, Che colectivero.
Más de una vez se ha señalado la escasa implicación política del género
tanguero. Pugliese la desmintió en parte, si bien la censura dificultó la
difusión de sus piezas más politizadas.
San
Pugliese
Es una broma colectiva que tuvo todo que ver con el mundo del rock, al que
Osvaldo fue hostil durante demasiado tiempo.
Del ambiente rockero surgió la creencia de que su nombre o su presencia
podía solucionar de modo mágico problemas de sonido, informáticos, pérdida de
instrumentos, etcétera. León Gieco mencionó la “cábala Pugliese” en un tema
exitoso, Los salieris de Charly. Fito
Páez se acercó al tango por intermedio de Osvaldo. Y a poco andar surgieron las
estampitas y hasta una plegaria que escribió el músico y poeta Alberto Muñoz.
En la idea de “San Pugliese” subyace un profundo reconocimiento a su
ética, a su militancia, al trato solidario e igualitario con los músicos de su
orquesta. Los músicos en general y los rockeros en particular valoraban su
militancia a favor de los derechos de los músicos, su manejo de la orquesta al
margen e incluso en confrontación con los grandes intereses mercantiles, su
ética solidaria y cooperativa en la relación con los integrantes de su
conjunto.
Hay que destacar la virtual unanimidad en el respeto político, el afecto y
la apreciación artística que Osvaldo despierta. Desde los antiguos compañeros
de la orquesta a los musicólogos, de sus colegas de militancia a sus
familiares. Este aprecio cruzó la vereda generacional y de estilos. No hay
opiniones negativas, se le señala a veces este o aquel defecto, pero dentro de
una mirada ampliamente favorable.
Hoy Osvaldo es un símbolo, político y artístico, ya que en él música y
militancia fueron dos aspectos inescindibles. Fue el más solidario y
democrático entre los directores de orquesta y asimismo pudo ser definido como
“el más comunista de todos” por algunos de sus compañeros de Partido.
Traer su memoria al presente y proyectarla al porvenir es una tarea
colectiva para quienes sostenemos la apuesta por un cambio social con
mayúscula, en dirección hacia una sociedad justa e igualitaria.
(Artículo publicado en www.tramas.ar,
el 4 de julio de 2022 y refleja las palabras del autor en la presentación del
libro Osvaldo Pugliese. Tango, sociedad
y política, realizada el 30/6/2022)
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